Esta semana celebramos un mes desde el lanzamiento de SpaceX con su cápsula espacial Crew Dragon. Por ello hemos estado preparando una serie de información relacionada con el tema de radiación en el espacio…..
El viernes lo abordaremos con mayor nivel de detalle en nuestro conversatorio, pero mientras calentamos motores queremos hablar sobre los cinturones que nos protegen, los conoces!??!
Cinturones de radiación
Estrictamente hablando, los cinturones no son una «fuente» de radiación propiamente dicha, ya que están formados por partículas energéticas atrapadas en el campo magnético de nuestro planeta.
El origen de estas partículas son los rayos cósmicos o el viento solar, lo que explica que la mayoría sean protones con energías máximas de unos pocos centenares de MeV.
Otros cinturones de radiación están formados por electrones, pero éstos son menos peligrosos. La forma e intensidad de los cinturones de radiación varía con el ciclo de actividad solar, pero la mayor parte de protones se encuentra en un anillo que presenta una densidad máxima a los 6000 kilómetros de altura.
Cinturones de radiación terrestres
En principio basta con mantenerse en órbitas por debajo de los 500 kilómetros de altura si queremos evitar los efectos de los cinturones de radiación. Lamentablemente, el campo magnético de nuestro planeta presenta una distorsión que permite la penetración de los protones del cinturón de radiación a alturas inferiores sobre una región situada frente a las costas de Brasil (35º S y 35º O).
Esta región recibe el apropiado nombre de «Anomalía del Atlántico Sur» (SAA, South Atlantic Anomaly) y afecta a todas las misiones espaciales tripuladas cuya inclinación orbital sea superior a los 30º, como es el caso de la estación espacial internacional (ISS). La mayor parte de la radiación recibida por los tripulantes de la ISS se debe a esta anomalía.