
Nueva publicación del OIEA sobre la protección de los trabajadores contra la exposición al radón
En colaboración con la Organización Internacional del Trabajo, el OIEA publicó recientemente una guía de seguridad sobre cómo proteger a los trabajadores de los posibles efectos nocivos derivados de la exposición al radón en el lugar de trabajo.
El radón es un gas radiactivo natural producido por la desintegración del uranio en minerales y rocas. Puede acumularse en los lugares de trabajo —por ejemplo, en oficinas, instalaciones subterráneas y locales industriales en los que se procesa material radiactivo natural (NORM)— y es la segunda causa más importante de cáncer de pulmón en todo el mundo.
“La protección de los trabajadores contra los efectos del radón exige un planteamiento proactivo y fundamentado, —afirma Laura Urso, Jefa interina de la Dependencia de Protección Radiológica del OIEA—. La nueva guía, titulada Protection of Workers Against Exposure Due to Radon, ofrece recomendaciones prácticas a los Estados Miembros del OIEA, los gobiernos que prestan apoyo, los órganos reguladores y otras autoridades competentes con el propósito de determinar los lugares de trabajo en los que la exposición al radón puede ser motivo de preocupación y de reforzar la protección de los trabajadores conforme a lo dispuesto en las normas internacionales de seguridad”.
Protección de los trabajadores contra la exposición al radón y el torón
La publicación presenta normas internacionales de seguridad para la protección de los trabajadores contra la exposición al radón, al torón y los productos de su desintegración en todo tipo de lugares de trabajo. Asimismo, se centra en la aplicación de un enfoque graduado y en los principios de justificación y optimización de la protección y la seguridad, por ejemplo, garantizando que la exposición esté autorizada y que sea tan baja como sea razonablemente posible.
“Corresponde a la radiación natural una proporción importante de la exposición ocupacional de los trabajadores, y el radón es una vía de exposición clave en determinados lugares de trabajo, —explica Niu Shengli, especialista superior en salud ocupacional y radiación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)—. En esta publicación se establece un marco para mejorar la seguridad en los lugares de trabajo propensos al radón”.
Orientación sobre las medidas de protección radiológica
Además de describir las responsabilidades de los gobiernos, órganos reguladores y empleadores, la guía de seguridad ofrece requisitos de cualificación aplicables a los proveedores de servicios de calibración o monitorización individual relacionados específicamente con el radón y el torón.
“La publicación revela la importante función del OIEA a efectos de suministrar orientación exhaustiva a sus Estados Miembros. En ella se destacan las medidas de protección radiológica que contribuyen a reducir la exposición ocupacional al radón a fin de lograr la protección constante de los mineros de uranio y otros trabajadores”, afirma Rachel Lane, especialista en radiación y ciencias de la salud de la Comisión Canadiense de Seguridad Nuclear.
Roges de Oliveira, investigador de la Comisión de Energía Nuclear del Brasil, añade que “la guía es de gran utilidad para los órganos reguladores nacionales como referencia para planificar estrategias y establecer requisitos con el objeto de controlar la exposición de los trabajadores al radón en diversas situaciones de exposición existentes”.
Normas de Seguridad del OIEA
Esta guía de seguridad forma parte de la Colección de Normas de Seguridad del OIEA, donde figuran los principios, requisitos y recomendaciones fundamentales para garantizar la seguridad nuclear tecnológica y radiológica. La colección sirve de referencia mundial para la protección de las personas y el medio ambiente contra los posibles efectos nocivos de la radiación ionizante y contribuye al logro de un nivel de seguridad elevado y armonizado en todo el mundo [1].
Una fuente de radiación natural que representa un peligro es el radón, un gas radiactivo que no tiene color, olor ni sabor. Se libera del material del lecho rocoso y pasa a través del suelo. Luego tiende a diluirse en el aire, por lo que al aire libre, el radón no representa ningún daño para la salud humana.
Por otro lado, el radón en interiores es peligroso y numerosos estudios han confirmado que incluso las concentraciones moderadas, que se encuentran comúnmente en edificios residenciales y en lugares de trabajo, presentan riesgos para la salud. Las altas concentraciones de radón en interiores son particularmente peligrosas ya que la exposición prolongada por inhalación aumenta significativamente el riesgo de cáncer de pulmón.
Los elementos químicos que se descomponen en radón, como el uranio, el torio y el radio, pueden estar presentes en el suelo, el agua y los materiales de construcción. Las normas de seguridad del OIEA establecen concentraciones de radón en los hogares y en los lugares de trabajo para proteger la salud de las personas.
El radón se encuentra naturalmente en cantidades significativas en tres variaciones químicas diferentes, o isótopos, pero solo dos de ellos presentan un riesgo.
El radón-222, un producto de la desintegración del uranio-238 o del radio-226, es el más peligroso. Tiene una larga tasa de descomposición, por lo que puede acumularse en interiores, y es bastante común debido a las altas concentraciones de uranio-238 en el suelo en algunas regiones, así como debido a las diferentes concentraciones de radio-226 en ciertos materiales de construcción. A veces, junto con el radón-220 (Toron), un producto de la desintegración del torio-232, el radón-222 actúa como el principal contribuyente a la exposición a la radiación para el público. En cuanto a la protección que debe proporcionarse, no se hace ninguna diferenciación entre estas dos causas de exposición.
El radón en el agua
El radón puede disolverse y acumularse en fuentes de agua subterránea, como bombas de agua o pozos perforados en áreas geológicas ricas en uranio. El radón en el agua puede liberarse en el aire durante el uso rutinario del agua, como ducharse o lavar la ropa. Los estudios epidemiológicos no han confirmado una conexión entre el consumo de agua potable que contiene radón y un mayor riesgo de cáncer de estómago, por lo que los riesgos asociados de cáncer de pulmón provienen principalmente del radón liberado en el aire e inhalado. En general, el agua tiende a ser una fuente menos significativa de exposición al radón que el suelo debajo de los edificios.
El radón en los materiales de construcción
La mayoría de los materiales de construcción producen una cantidad insignificante de radón de forma natural. Al mismo tiempo, algunos materiales específicos pueden actuar como fuentes importantes de exposición al radón. Dichos materiales tienden a tener una combinación de altos niveles de radio-226 (que se descompone en radón) y alta porosidad, lo que permite que el gas radón escape. Estos incluyen concreto liviano con esquisto de alumbre, fosfoyeso y toba italiana. El uso de material de relaves de uranio viejos (subproductos de la minería de uranio) como relleno debajo de los edificios también puede contribuir a concentraciones significativas de radón en el interior [2].
[2]https://www.iaea.org/newscenter/news/what-is-radon-and-how-are-we-exposed-to-it