Protección Radiológica en Hemodinamia

15 de febrero de 2022

Protección Radiológica en Hemodinamia

Fue a partir de 1896 cuando se comenzó a usar la radiología como medio diagnóstico en medicina, apareciendo en los años 60 la primera imagen en uroscopio en tiempo real generada digitalmente. Hubo que esperar una década más hasta la puesta en marcha de la angiografía coronaria. Desde entonces, esta tecnología ha evolucionado hasta conseguir mayor protección radiológica y mejor calidad de imagen.

Los efectos biológicos que provoca la radiación sobre el organismo vienen determinados por la dosis de rayos X recibida por cada persona. Estos efectos se dividen en efectos estocásticos y efectos deterministas.

Los efectos deterministas se producen por una muerte elevada de células de un órgano o tejido, con una consecuente disfunción del órgano. Su gravedad es proporcional a la dosis de radiación que se recibe, siempre que supere la dosis umbral. Dicha dosis determina el límite entre la aparición, o no, del efecto, siendo la probabilidad de aparición del 100% cuando ésta se supera. Su manifestación es a corto o medio plazo.

Cuando la célula se modifica, pero no muere, se habla de efectos estocásticos. Se deben a dosis bajas o moderadas de radiación. La gravedad de estos efectos no es proporcional a la dosis que se recibe, pero sí lo es la probabilidad de que el efecto se manifieste. Su manifestación es la medio o largo plazo.

La unidad científica de medición para la dosis de radiación del cuerpo entero, llamada dosis efectiva, es el millisievert (mSv)

Se ha clasificado a las personas en diferentes grupos según el riesgo de exposición a las radiaciones ionizantes, quedando de la siguiente manera:

  • Trabajador expuesto
  • Personas en formación y estudiantes
  • Miembros del público
  • Población en su conjunto

En trabajadores expuestos la dosis efectiva en cinco años oficiales consecutivos es de 100 mSv. La dosis efectiva máxima en un año oficial es de 50 mSv. Para el cristalino, la dosis equivalente anual es de 150 mSv y para la piel y las extremidades es de 500 mSv.

Sin embargo, en el resto del personal y en la población los límites bajan. La dosis efectiva máxima en cualquier año oficial es de 1 mSv. Para el cristalino, la dosis equivalente anual es de 15 mSv y para la piel y extremidades, de 50 mSv

Trabajadores

La Comisión Internacional de Protección Radiológica (ICRP) ha determinado unos umbrales de dosis inferiores a los existentes en el caso de las opacidades en el cristalino y en los efectos cardiovasculares y cerebrovasculares que descienden a 0.5 Gy y proponen un límite anual de dosis ocupacional para el cristalino de 20 mSv (el anterior era de 150 mSv/año).

Según ha descrito la Comisión Científica de las Naciones Unidas sobre los efectos de la radiación atómica (UNSCEAR), los procedimientos llevados a cabo en hemodinámica suponen el 1% de todos los exámenes radiológicos que se realizan, pero conllevan el 10% de la dosis recibida anual. La tomografía computarizada implica el 5% de los exámenes mediante rayos X y solo aportan el 35% de la dosis colectiva recibida.

figura 1. Sala de Hemodinamia

Uno de los procedimientos más realizados en las salas de cardiología intervencionista es la angiografía coronaria que supone el equivalente a 155 radiografías de tórax para el paciente (3.1 mSv), mientras que una angioplastia coronaria llega a equivaler a 755 placas de tórax (15.1 mSv). Para el profesional sanitario, la dosis recibida dependerá de la posición que ocupe en la sala. El hemodinamista suele situarse en la posición más cercana al paciente, que es una fuente de radiación dispersa y la principal fuente de radiación para el trabajador, pudiendo recibir dosis sin protección de 0.5-2.5 mSv/h en la cabeza, 1-5 mSv/h en la zona de la cintura y 2-10 mSv/h en las piernas.

Estas cifras varían no solo en función del tiempo y la posición, sino que se modifican en función del tipo de proyección utilizada, del modo de fluoroscopia empleada, del modo de adquisición de la imagen, de la colimación y los filtros en cuña, el tamaño del campo elegido y el espesor del propio paciente.

En el caso de los profesionales sanitarios, las dosis recibidas menguan con la correcta utilización del equipo de protección radiológica, como son las pantallas plomadas, los delantales y gafas plomados, entre otros.

En España, en base a la protección radiológica se dispuso en 1999 el Real Decreto 1976/199 que señala tres aspectos fundamentales en los que se basa la garantía de calidad en radiodiagnóstico, que son:

la formación de los profesionales sanitarios, la elaboración escrita de protocolos y el control y verificación de los equipos de rayos X y de los procesos asistenciales. Respecto a la formación del personal, establece en el artículo 6 la necesidad de poseer una formación de 2º nivel en Protección Radiológica para el personal que esté presente en procedimientos intervencionistas.

figura 2. Sala de Hemodinamia

SALA DE HEMODINÁMICA Y MATERIAL DE PROTECCIÓN

Para llevar a cabo la apertura de una nueva sala de hemodinámica es necesaria la autorización del Consejo de Seguridad Nuclear y los equipos de rayos X deben estar homologados según la directiva europea 93/427CEE sobre productos sanitarios.

Además de estos requisitos, su diseño y montaje debe incluir los siguientes aspectos:

  • Disponer del blindaje necesario en paredes, suelo, techo, puertas y ventanas.
  • Instalación del arco de rayos X mediante su adecuación física y estructural. Los rayos X no deben ser proyectados hacia puertas o ventanas.
  • Existencia de botones de emergencia en lugares estratégicos.
  • Instalación de mamparas blindadas móviles.
  • Señal luminosa que indique la emisión de rayos X.

Además, debe existir una clasificación de áreas de la sala en función de la dosis de radiación que se puede recibir. La clasificación debe estar indicada con carteles a la entrada de cada zona. Se puede dividir en:

Zona controlada

Se denomina así al área en el que se puede recibir dosis efectivas anuales mayores a 6 mSv o a dosis equivalentes superiores a 3/10 de los límites de dosis para la piel, el cristalino y las extremidades. El acceso a esta zona debe estar limitada a los trabajadores expuestos adscritos a esa zona y que conocen el riesgo. Es obligatorio el uso de dosímetros personales en ella. El cartel que la identifica es de color verde.

Zona de permanencia limitada

En esta zona existe riesgo de recibir una dosis superior a los límites de dosis anuales. El cartel identificativo es de color amarillo.

Zona de permanencia reglamentada

Es la zona en la que existe riesgo de recibir dosis superiores a los límites fijados para los trabajadores expuestos en un periodo corto de tiempo. Su cartel es naranja.

Zona de acceso prohibido

Es el área en el que en una sola exposición se pueden recibir dosis superiores a los límites establecidos para los trabajadores expuestos. El cartel identificativo de esta zona es de color rojo.

Zona vigilada

Es la zona no controlada en la que hay probabilidad de recibir dosis efectivas superiores a 1 mSv/año o una dosis equivalente superior a 1/10 de los límites de dosis equivalente para la piel, el cristalino y las extremidades establecidos para los trabajadores expuestos.  En estas zonas debe existir una dosimetría de área para controlar las dosis que se reciben. Su cartel es de color gris azulado.

Existen diferentes tipos de dosímetros para medir la radiación ionizante recibida. La dosimetría empleada en nuestro medio son los dosímetros de área que miden la dosis en una zona concreta y los dosímetros personales, que tienen la capacidad de medir la radiación que recibe el personal expuesto.

Una vez en la sala de hemodinámica se ha de hacer uso de los materiales de protección radiológica. Dichos materiales deben estar fabricados con elementos de alto peso molecular, como el plomo. Este es el principal material utilizado en radioprotección debido a su bajo coste y su abundancia en la naturaleza.

PROTECCIÓN RADIOLÓGICA PARA LOS PACIENTES

Las intervenciones en cardiología intervencionista suponen altas dosis de radiación para los pacientes que son sometidos a ellas. Estas dosis se incrementan todavía más cuando los casos son complejos, el paciente tiene una gran complexión y cuando se dan complicaciones durante el procedimiento.

No existen dosis límites para los pacientes, pero todas las exposiciones deben seguir el principio ALARA, que se basa en que las dosis de radiación deben ser tan bajas como sean posibles. La protección radiológica en los pacientes se basa en la limitación de dosis, la justificación de la práctica y la optimización de la radioprotección.

A continuación, se recopilan las recomendaciones más frecuentes para la radioprotección de los pacientes:

  • Maximizar en lo posible la distancia entre el paciente y el tubo de rayos X. Para ello, se debe trabajar con la mesa lo más alta posible.
  • Minimizar en lo posible la distancia entre el receptor de imagen y el paciente.
  • Utilizar la fluoroscopia lo menos posible, siendo la recomendada la fluoroscopia pulsada con un bajo número de pulsos para la obtención de una imagen de calidad aceptable.
  • No llevar a cabo todo el procedimiento en la misma proyección para repartir la exposición de la piel a la radiación. Las proyecciones oblicuas aumentan la dosis en la superficie irradiada.
  • Un campo visual disminuido aumenta la dosis recibida.
  • Realizar la documentación del caso con la última imagen fija y no con imágenes de cine en la medida que se pueda.
  • Colimar lo máximo posible para reducir el haz de rayos X a la zona de interés. La colimación, además, evita que se solape la irradiación en la piel en las proyecciones con angulaciones próximas.
  • Utilización de filtros en cuña.

En el caso de los pacientes pediátricos el uso de la radiación aumenta la probabilidad de que aparezcan efectos de tipo estocástico y deterministas, al aumentar la esperanza de vida que facilita la aparición de efectos tardíos. Además, los órganos de riesgo se encuentran más próximos entre sí, quedando englobados al mismo tiempo en el haz directo de rayos X. Por este motivo, las dosis empleadas deben optimizarse para conseguir la calidad de imagen necesaria en este tipo de pacientes.

PROTECCIÓN RADIOLÓGICA PARA EL PERSONAL SANITARIO

La mayor fuente de radiación a la que se enfrenta el personal sanitario es la radiación dispersa que emite el paciente, por lo tanto, al reducir la dosis que recibe el paciente, se reduce la radiación que llega a los profesionales. Por ello, con todo lo indicado anteriormente para reducir la radiación en el paciente se disminuye a su vez la dosis que recibe el profesional.

Para poder reducir la irradiación externa se deben seguir las tres medidas básicas de protección: distancia, tiempo y blindaje.

En la sala de hemodinámica el blindaje se encuentra instalado sobre el equipo de rayos X y suele incluir una mampara articulada y una falda colgante a los lados de la mesa, con el fin de proteger a los profesionales de la radiación dispersa que emite el paciente.  El empleo de estos blindajes ha demostrado que disminuye significativamente la dosis recibida por el trabajador.

El personal sanitario debe hacer uso también de los equipos de protección personal, que se basan en delantales plomados, protectores para el tiroides, gafas protectoras y guantes. Los dos primeros deberán emplearse siempre y las gafas de protección podrían no ser necesarias si se emplean correctamente las mamparas protectoras.

Es preferible que los delantales se lleven de dos piezas (chaleco y falda) ya que se disminuyen así las lesiones en el aparato musculo-esquelético al repartirse el peso entre los hombros y la cintura. Estos delantales se deben inspeccionar regularmente en busca de fisuras o deterioros.

Las gafas protectoras deben elegirse con protección lateral para proteger de la radiación dispersa que incide de manera lateral. Las lentes pueden solicitarse con la corrección necesaria aportando un informe oftalmológico.

Los guantes de protección pueden crear una falsa sensación de protección ya que su efectividad es relativamente baja. En cualquier caso, no deben introducirse nunca las manos en el haz directo de rayos X.

El uso de todos estos materiales disminuye la dosis recibida, sin incrementar la dosis que recibe el paciente y sin influir en la calidad de la imagen obtenida.

El personal expuesto debe disponer de un dosímetro individual para controlar que la dosis que recibe no supera la establecida como dosis límite anual. Se hará uso de un dosímetro de solapa y uno de muñeca. El primero se situará siempre por debajo del delantal plomado. Los dosímetros se remiten cada mes al Centro Nacional de Dosimetría (CND) para su lectura.

Cuando se inicie la exploración radiológica, se debe atenuar la luz de la sala para que, de este modo, se minimice la intensidad necesaria de rayos X. Antes de la activación de los rayos X, hay que asegurarse de que todo el personal presente en la sala esté haciendo uso de los materiales de radioprotección y se deberá cerrar la puerta de acceso a la sala, manteniéndola bloqueada hasta su finalización. Siempre que sea posible, se mantendrá una distancia mínima de 2 metros con el equipo de rayos X, para asegurar un riesgo similar a la radiación de fondo. El personal que no tenga tareas pendientes saldrá de la sala para colocarse tras una barrera estructural.

La escopia ha de realizarse de manera discontinua, prestando especial atención al tiempo de exposición. Para dicho control, se fijará una alarma acústica en un tiempo inferior a 5 minutos.

Durante la obtención de las imágenes cabe destacar la importancia de la colimación, que reduce el riesgo de efectos estocásticos y deterministas al paciente, reduce la radiación dispersa mejorando el contraste de la imagen, reduce la exposición ambiental y la radiación que recibe el personal de la sala y reduce el potencial solapado de campos al reorientar el haz de rayos X [1].

Dosímetro

Parte de un requerimiento legal para el trabajador ocupacionalmente expuesto a radiaciones ionizantes. Su objetivo funcional es estimar en los trabajadores que se ven expuestos a radiaciones ionizantes, las dosis recibidas en todo el cuerpo, durante un período determinado de tiempo, para posteriormente ser comparadas con los límites de dosis establecidos. Debe ser entregado por el empleador.

Requerimientos para el uso del Dosímetro Personal:

 • Debe ser ocupado durante su jornada laboral.

• Debe estar colocado a la altura del corazón bajo el delantal de plomo.

• Debe ser guardado en una zona libre de radiación al término de la jornada laboral.

 • Debe el Tecnólogo Médico retirar en forma mensual para su lectura y remplazado por otro dosímetro

 • Debe el trabajador expuesto dar aviso al Tecnólogo Médico en caso de robo, pérdida o deterioro del dosímetro a la brevedad.

• No se debe manipular el dosímetro, o ser sometido a altas temperaturas, humedad, sustancias químicas, etc. para no provocar una medición errónea en su lectura dosimétrica personal.

• Su cuidado es de responsabilidad exclusiva de cada funcionario

• Cada pabellón cuenta con un dosímetro de referencia situado en la zona vigilada, detrás de la mampara de vidrio [2].

figura 4. Dosímetro OSL

[1] María Torralba Elía, Marta Villagrasa Alloza, Sara Torralba Sánchez, Jessica Sanz Rosa, Raquel Valiente Castillo, Sara Vázquez Lobé, Lucía Torralba Elía. Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVI. Número 21. Noviembre de 2021. Vol. XVI; nº 21; 982.  https://revista portalesmedicos.com/Protección radiológica en hemodinámica – Revista Electrónica de Portales Medicos.com (revista-portalesmedicos.com)

[2] http://www.hsjd.cl/Intranet/proteccion radiológica hemodinamia